tartaletas de Año Nuevo
tartaletas de rosas
para la masa quebrada dulce
- 250 gr de harina
- 150 gr de mantequilla fría en cubos
- 30 gr de harina de almendra (almendra cruda picada muy fina)
- 100 gr de azúcar en polvo (azúcar glass)
- dos huevos
- un pellizco de sal
- unos granitos de semillas de anís o un chorrito de anís
para el relleno
- 250 gr de requesón
- 2 huevos grandes
- 150 gr de azúcar blanquilla
- 15/20 hojas de menta o hierbabuena bien sanas y picadas muy finas y otros tantos pétalos de rosa
- unas gotas de esencia de rosa para uso alimentario (si encuentras; si no, sin problema)
- un tarro de jalea de rosas, casera o preparada, y yo he gastado también un tarro de pasta de violetas
- si te apetece, un botecito de polvo de oro o plata (comestible!)
Comenzamos con la masa quebrada. Se mezclan todos los ingredientes hasta conseguir una masa de mantequilla homogénea. Vamos integrando la mantequilla con la harina pellizcándola contra ella, hasta obtener una especie de masa de migas. Si seguimos un poco más, las migas irán engordando de tamaño, pegándose unas con otras , y obtendremos la masa que queremos: una consistencia como de plastilina blandita, y una textura como de arena muy suave.
La envolvemos en papel film y a la nevera un ratito (una media hora).
Pasado ese tiempo, se desenvuelve la masa y se forran con ella los moldes que vayamos a utilizar.
La masa se puede extender a rodillo entre dos papeles sulfurizados o colocar directamente sobre las tartaletas y extenderla con los dedos haciendo presión contra las paredes.
Si queréis hacerla en dos días, este sería el trabajo del primer día. Puede reposar tapada con film en la nevera un día entero sin problemas. Después tendríais que dejarla atemperar fuera de la nevera hasta que recuperara la elasticidad.
Para hacer el relleno, simplemente batimos bien todos los ingredientes con un batidor de varillas.
Se rellenan las tartaletas, se pincelan los bordes con huevo batido y se llevan a horno precalentado a 180º unos veinte minutos, hasta que el relleno se hinche un poco y tenga un aspecto dorado.
Las desmoldamos y las dejamos enfriar sobre una rejilla.
Cuando estén tibias, sobre unas cuantas ponemos una capa muy delgada de jalea de rosas, casi una capa traslúcida. En otras yo he puesto pasta de violetas, y después las he decorado con flores frescas, pero eso queda a la imaginación de cada uno. Las rociamos con polvo de oro o de plata si pensamos utilizarlo.
Una copa de cava, con sus resplandecientes cintas de burbujas ascendiendo hacia los labios como buenos augurios.
O una taza de chocolate caliente para los que reciben el año con sofá y mantita.
Y una ración de rosas. Antes de las uvas. Por si al Año Nuevo le quedaba alguna fibra sensible por tocar.
(Pobre criatura. Esto es presión y lo demás son tonterías.)
Y ahora sí. El Año Nuevo está llegando. Hay que acudir a recibirlo. A recibirlo con rosas, para que se sienta bienvenido.
Auguri! Auguri! Ha llegado el momento de brindar juntos, y de desearos a todos, de todo corazón,
¡MUY FELIZ AÑO NUEVO!