pasta con calabaza
- 60 gr de pasta corta de espelta integral (u otra pasta integral) por persona (250 gr para 4 personas, por ejemplo)
- una bolsa de hojitas tiernas de espinaca
- media calabaza asada, de tamaño mediano
- 200 gr de ricotta o requesón o queso fresco
- 100 gr de parmesano o gruyère rallado
- un puñado de pistachos tostados y otro de piñones tostados
- 1 cebolla grande, picada
- 3 dientes de ajo, picados
- un poco de nuez moscada recién rallada
Éste es el tipo de pasta-fantasía con el que soñamos en invierno.
Volver a casa a la hora de comer un día gris, helado y húmedo, y encontrar la casa calentita, una mesa puesta con mimo, una gran fuente de pasta con tropezones de calabaza y queso fundido, y el perfume agreste de la salvia flotando sobre ella.
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Es una receta sencilla muy apropiada para ejercitar con ella el toque personal y la inventiva.
Hervir la pasta al dente y escurrirla. Reservar.
Tostar los piñones y pelar los pistachos, trocearlos groseramente.
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Picar la cebolla y los dientes de ajo. Sofreír hasta que la cebolla esté traslúcida.
Añadir las hojitas de espinaca y sofreír un par de minutos.
Mezclar la calabaza asada con el ricotta, sal, pimienta, nuez moscada y las hojitas de tomillo fresco..
Colocar la pasta bien escurrida en una fuente de horno.
Verter sobre ella la mezcla de calabaza y ricotta, y mezclar.
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Añadir las hojitas de espinaca que hemos salteado con la cebolla y el ajo. Dar una vuelta con delicadeza.
Rallar por encima de la pasta el queso parmesano o gruyère (en ambos casos un buen queso marca la diferencia del sabor) y hornear 30 minutos a 180 grados.
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Al sacar la fuente del horno, espolvorear con los pistachos troceados y los piñones tostaditos, y con un poco más de tomillo fresco.
Y ya la puedes llevar a esa mesa bonita a la que pronto se va a sentar alguien que está loco por entrar en esa fantasía invernal confortable y suculenta…
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¡Feliz semana de invierno! ¡Felices ratos en la cocina!