galette de queso
galette de queso de cabra
Perfecta para llevarla en un cestito y comérsela al pie de un acantilado, oliendo a mar.
{para cuatro personas y un entrante}
- 125 gr de harina
- 60 ml de aceite
- 4 cucharadas de agua fría
- 2 cebollas cortadas a gajos finos
- unas ramitas de tomillo fresco
- 125 gr de ricotta o requesón
- 100 gr de queso de cabra de rulo cortado en lonchas
- un puñado de aceitunas negras provenzales
- 1 huevo batido ligeramente
- 60 ml de crème fraîche o nata espesa
Para preparar la pasta, mezclamos la harina con el aceite hasta que adquiera la textura de migas. Después añadimos el agua fría, hasta que la pasta amalgame, y la guardamos en la nevera envuelta en film durante media hora.
Para preparar el relleno, sofreímos muy lentamente la cebolla con un poco de sal durante unos 20 minutos. Sazonamos con parte del tomillo y reservamos.
Calentamos el horno a 180º.
Sobre el banco enharinado estiramos la pasta a rodillo y la extendemos en forma de círculo, para forrar un molde en mantecado de unos 25 cm, o bien para colocar directamente sobre la bandeja del horno sobre papel sulfurizado.
Colocar sobre la pasta una capa de cebolla. Sobre ella, las rodajas de queso de cabra y el requesón. Mezclar el huevo batido con la crema, batir y verter cuidadosamente sobre la superficie.
Sazonar con sal, pimienta y el tomillo restante, y rociar con las aceitunas.
Cocer en el horno unos 45 minutos, o hasta que la superficie esté dorada.
Y ahora ya viene lo de la cestita, los zapatos de monte y el olor a mar. Hummmmmm…
Y si hoy no puede ser, entonces ahora viene lo de la imaginación, las zapatillas de ir por casa y el olor a mar. Hummmmmmm…
Que la disfrutéis. Animaros que es tirada de hacer.
Muy feliz semana para todos!
Las estaciones. Me encanta sentir su paso. Llegan los vencejos, escucho a los gorrioncillos volanderos piar reclamando algo de comida a sus progenitores. Los vencejos y los gorriones nos hacen civilizados. Me pregunto que fue del polluelo de mirlo que hace días recogí en el asfalto madrileño y que había caido de un nido muchos metros por encima. Demasiados. Espero que su madre lo encontrara en el jardín de enfrente; donde le dejé piandome, reprochándome, por no seguir cuidando de él.
Me entristece que los crios ahora no paseen por la naturaleza como pude hacerlo yo. Caminar, sin más. Ver lagartos esconderse. Rapaces cazar. Perdigones camuflarse. Gazapillos mirarte curiosos y criar gorriones que caían de sus nidos en las tormentas.
No he probado esta receta y hay algo que me resulta confuso. El queso de cabra que aparece, ¿de qué tipo debiera ser? ¿fresco, curado, semi?
Gracias & saludos,
Jose
Querido Jose Luis. Aquí, en la plaza urbana donde yo vivo, tenemos gorriones volanderos, vencejos, periquitos, cacatúas verdes, mirlos, lavanderas. Aprender el trino de los pájaros es uno de eso deseos antiguos que sigue en el tarro de los deseos antiguos. Cada primavera pienso que me sigue quedando tiempo para abrir ese frasco, ¿no?
El último gorrión que rescaté se me murió. Y qué pena tan grande, no haber sabido alimentar a un gorrioncito. Aunque se ve que no es algo sencillo. Y además, sabemos tan pocas cosas de esa clase. El siguiente pollito que recogí se había caído de un nido también muy alto, como el tuyo, y era un pollo de golondrina. Con ese ya ni lo intenté, lo llevé directamente a un centro de recuperación de aves que hay en la ciudad. Lo dejé allí en una cajita de cartón bien afelpada, esperando que ellos sabrían hacer lo que yo no sabía para sacarlo adelante.
Yo también espero que su mamá encontrara a tu pollito. He visto esa clase de pollitos de gorrión caídos del nido, en los jardines, dentro de los macizos de rocalla, llamando a sus padres como si fueran sirenas, y a sus padres alimentándolos a pie de tierra hasta que han sido capaces de volar.
A mí me pasa como a ti.Tuve la suerte de pasar parte de mi niñez en el campo, y me parece muy triste y también preocupante que los niños que criamos hoy no hayan tenido eso. Creo que llegará un día en que, aunque ellos no lo sabrán, les hará muchísima falta.
El queso es de rulo. Fresco o maduro, a tu elección. Graso. El mío era maduro, del que venden en todos supermercados, pero seguro que el fresco queda terso y estupendo también.
Ya me contarás. Un beso fuerte, Fer
Querido Jose, hoy me ha pasado una cosa que me ha hecho pensar en ti. Esta mañana he ido con un amigo a una alquería de un pueblo cercano. Era una bonita casa de pueblo, en las afueras de un pueblo muy pequeño y muy tranquilo cercano a la ciudad. Una alquería con su corral, su árbol en el corral, sus macetas. Al llegar y bajar del coche, sólo se oían pájaros. Seguramente todos eran gorriones, coo los que se veían revoloteando por la valla que separa la casa del campo de naranjos de enfrente. Y me he quedado parada escuchándolos, y he pensado: esta felicidad de oírlos, esto, es lo que me contaba Jose ayer. Un beso y feliz tarde, Fer
Muy buen aprendizaje en la lectura que hoy nos mandas. Y ciertamente la naturaleza para la infantil ia ha dado un giro, su disfrute es muy distinto, aunque sus posibilidades sean mayores. El avance positivo en algunas cosas conlleva la pérdida de otras. Besos
Es verdad. Yo nunca os agradeceré bastante el tiempo en el Desierto. Seguramente eran las cosas del momento, y ninguno elegisteis aquel lugar por las razones que explica Carson, sino porque vino dado así. Sería una confluencia de factores. Pero para nosotros, los niños de entonces, o al menos para mi, como explica Carson, significó un antes y después. Ojalá nuestros niños de hoy encuentren nuevos sitios en los que dejarse atrapar por aquellas sensaciones absorbentes y maravillosas.
Los gorrioncillos se pueden sacar adelante más fácilmente que otras aves. A base de galleta y/o pan mojado en leche y dándoles de comer con un palillo pueden salir adelante. Bueno, en ocasiones eran tan pequeños que eso del palillo no les gustaba por mucho hambre que tuvieran y había que abrirles el pico, forzándoles con cuidado, y meterles la comida en el pico; incluso era necesario hacer un movimiento suave y descendente en el buche para obligarles a tragar. En un par de días comprendían que ese palillo era el pico de su nueva mamá. Y casi al mismo tiempo son ellos quienes te adoptan. Son unos animalitos muy listos los gorrioncillos.
Las golondrinas… están resignadas, casi, a morir. Necesitan insectos. En una ocasión tuve un situación similar, con un polluelo de autillo. A ese animalito, sin duda, no habría sido capaz de sacarlo adelante. Llamé al Seprona y ellos se hicieron cargo.
Los trinos. Todavía, a estas alturas, mientras camino en la ciudad, juego a identificar el pájaro que está cantando. Jilgueros, verdecillos, mirlos… Incluso alguna perdiz y codorniz.
Gracias por las coordenadas del queso.
Saludos,
Jose
Fíjate. Si te hubiera tenido cerca, seguramente aquel pequeño gorrioncito se hubiera criado bien!! Yo me harté de mirar por internet todo lo que había que hacer, galleta con fruta y yema cocida, sin leche, que les sentaba mal, pero se ve que no acerté; hace falta experiencia para todo… Ah, y además podríamos disfrutar mientras tú me enseñabas qué pájaro canta qué canción. Yo no paso de los gorriones, las golondrinas, las gaviotas, los canarios, los jilgueros y los mirlos. Voy a ver si este año me compro un cd de ésos y aprendo por fin!!
No hay nada como aprender viéndolos cantar. Nada como ver al petirrojo, nervioso siempre, que con su par de pios alertan a los demás pajaruelos. El cuco, que dice que la primavera es ya verano y que dejes de coger espárragos, que ya están espigados. Carboneros y herrerillos, que nunca los distingo en el canto, pero siempre me alegra verlos. Incluso hace poco, que tras más de una década sin verla, me entusiasmé al volver a ver a una abubilla. No hay nada como pasear por el campo para que se nos quede impreso quién canta con qué voz y en qué momento.
Saludos,
Jose
Tomo nota de todo. Me das mucha envidia. Te contaré mis progresos! Un beso, Fer
Pues yo quiero más… Me encanta que lleguen los platos veraniegos, saben como a tiempo libre y a tranquilidad. A complicidad familiar. Y fresco! Todo fresco! Lo dicho, quiero más.
N.
Encantada de que llegue el verano.
Pues ala, princesa, agárrate que vienen curvas. DE aquí a septiembre nos vamos a jartar de ensaladas y tartas frías, el paraíso de las Noelitas (son olvidar las galletas de tomillo!). Smuaaaac.