pimientos rellenos de quinua
Una variación de los tradicionales pimientos rellenos de arroz y carne que se preparan en Levante, tienen como fuentes de proteína el atún y la quinua, y un acompañamiento de verduras mediterráneas.
Estas cantidades yo las preparo como plato único para 4 personas (los pollos siempre comen un poco más que nosotros!)
- 6 pimientos naranjas
- 1 bote de cristal de atún en conserva de buena calidad (unos 270 gr)
- 1 pimiento rojo
- 3 zanahorias
- 6 hojas de acelga, tiernas
- 2 cebollas medianas
- 1 docena de buenas aceitunas verdes sin hueso
- 200 gr de quinua
- palillos
Preparar un sofrito con la cebolla picada, el pimiento rojo cortado en daditos pequeños y la zanahoria picada, sal y pimienta. Cuando esté suave añadir las acelgas cortaditas y revolver un par de minutos. Rectificar el punto de sabor y reservar.
Preparar los pimientos. Cortar en cada uno una tapa que contendrá el peciolo y unos tres cm del cuerpo del pimiento. Retirar las semillas con un cuchillito y si quedan algunas después, dar unos golpes con la tapa contra la encimera para hacerlas desprenderse.
Colocar cada tapa junto a su pimiento para que luego no nos equivoquemos al encajarlas y queden mejor cerrados. Preparar unos palillos.
Preparar la quinua hirviéndola en 400 gr de agua salada,hasta que el agua se evapore por completo, vigilando con cuidado el final de la cocción para que se no quede sin líquido, a fuego suave. Reservar.
Mezclar la quinua con el sofrito y añadir el atún desmigado en trozos grandes y las aceitunas. Empleamos la cantidad que nos parece que nos pide la mezcla, según nuestra preferencia. Seguramente sobrará, y ya tenemos base para unos buenos montaditos!
Rellenar cada cuerpo de pimiento hasta enrasarlo.
Taparlo con su tapa, haciéndola encajar en su lugar natural, y sujetarla con palillos, tal como si cosieras.
Colocarlos en una bandeja de horno sobre papel sulfurizado o de aluminio, y cocer en horno precalentado a 185º durante 35-45 minutos.
Los pimientos habrán perdido su tersura, se habrán dorado y la piel se habrá tostado en algunas partes, separándose de la carne del pimiento.
Hay que vigilar el punto de cocción para que no se nos pasen de horno, porque si el pimiento se hace demasiado la carne pierde demasiado líquido y queda poco jugosa. Alcanzar ese punto es cuestión de práctica, pero estos tiempos orientativos ayudan.
Y listo. Retiramos los palillos y a la mesa con un poco de ensalada fresca.
Si tenemos a mano, espolvoreamos con unas hojitas de tomillo fresco.
Dulces, con el crujiente de la quinoa y el punto salado y agrio de las aceitunas que contraste con el dulzor natural del pimiento y la zanahoria, hacen una estupenda comida ligera, saciante y completa.