papardelle con níscalos
papardelle con níscalos y salvia
{para cuatro personas}
- 6 níscalos
- 300 gr de papardelle al huevo, frescos o secos
- 350 cc de caldo de verduras o pollo reducido hasta la mitad o un cacito de caldo comercial gelatinoso
- 250 cc de nata
- 12 hojas de salvia
- dos cebollas dulces
- un chorro de brandy
- 5 dientes de ajo
- un puñado de hojas de perejil
Limpiar los níscalos con un cepillo para quitarles cualquier resto de tierra. Si es necesario sanearlos, hacerlo con un cuchillo afilado, desechando cualquier trozo que muestre perforaciones.
Cortar las cebollas en gajos y ponerlas a pochar a fuego muy suave con un poquito de aceite de oliva.
Colocar el cacito de caldo en una cazuelita con 200 cc de agua. Dejarlo reducir hasta la mitad. Si partimos e caldo casero ya reducido, calentarlo hasta que casi hierva. Añadirle la nata y unas hojas de salvia y dejarlo cocer a fuego lento unos 5 minutos.
Colocar sobre una sartén caliente con aceite de oliva cuatro dientes de ajo laminados y sofreírlos despacio, para que se doren sin llegar a quemarse.
Sofreírlos. Picar el perejil. Picar 8 de las 12 hojas de salvia. Cortar cada níscalo en trozos al gusto, más grandes o más pequeños en función de lo que queramos encontrarnos en la boca. Añadir los níscalos unos minutos, hasta que estén dorados, parte y parte. Añadir el perejil y darle un par de vueltas. Añadir un chorro de brandy. Subir el fuego un minuto.
Retirar los níscalos y reservarlos.
Calentar agua con un pellizco de sal en una cazuela amplia y ponerla a fuego vivo. Cuando hierva, echar a cocer la pasta, y dejarla los minutos que indica el fabricante -según los gustos propios.
Y ahora sólo queda montar los platos. Escurrid la pasta y colocar un montoncito torneado en cada plato. Sobre ella, dejar caer una ración de níscalos y ajitos. Y otra de cebolla pochada. Y sobre ellos, un cucharón de salsa. Un pellizo de salvia picada. Y un par de hojitas de salvia enteras.
Y a la mesa.
Una delicia simple, llena de sabor a otoño. Perfecta para imaginarse desde casa a qué sabe el bosque en octubre.
Feliz semana a todos!
Lo leo nada más despertar, todavía en la cama, cada trocito lo disfruto despacio y luego me entretengo contemplando las fotos, me invade un estado de paz y relajación que agradezco después del día de ayer. Que maravilla de descripción, claro, como todas las tuyas, ya quisieran muchos escritores y poetas saber transmitir así. Eres un portento de sabiduría lingüística!
Tienes el don de las buenas escritoras. Con sentimiento, delicadeza, la palabra y frase exacta……para qué decir más…….escribes de «p…. Madre!. De nuevo !gracias por estos hermosos ratos que nos brindas y regalas.
Una anécdota para tu «archivo » de recuerdos: En esta época del año al abuelito, los clientes de los pueblos le regalaban apetitosas cestitas con setas, a el le encantaban, pero …….. a nosotros tu madre, yo y al tío Alfonso, no nos las dejaba probar por sí había alguna venenosa, era un desespero verlas y no comerlas (yo tenía «conchabadas» a las chicas que ayudaban a la abuelita y siempre las comí). Alguna que otra vez,el, cedía. Al hacerlas las removían con una cuchara de plata porque decían que sí ennegrecía es que había alguna venenosa, condición sine qua nun, hacerlas así. Jamás se oscureció ninguna cuchara………
Besos.
Qué bonita historia. Creo que las historias son una de las cosas que más más más me gustan!! Siempre me ha pasado, el que sabía contar historias ya me tenía dentro del bolsillo, pero cuanto más mayor me hago, más me gustan. Gracias. Ala que ya queda poco supernena!! Un beso muy fuerte y no te agotes mucho!!