pastel de pastor
pastel de pastor
{para cuatro personas y un día de helor}
- 800 gr de buena carne de ternera picada
- 5 cucharadas de tomate natural rallado
- 8 patatas medianas o 6 pequeñas
- 150 gr de mantequilla
- sal, pimienta, canela, nuez moscada
- unas ramitas de romero
- una copa de un buen vino tinto
- media copa de brandy
- un vaso de caldo de carne
- 2 cebollas picadas
Éste es un plato de esos que son más sencillo imposible, y que además son pura gloria.
Tres líneas, y lo habremos contado todo.
Ponemos a pochar las cebollas picadas. Cuando estén transparentes, añadimos la carne picada, subimos el fuego y rehogamos hasta que la carne se dore. Añadimos el tomate y damos unas vueltas. Añadimos el brandy y el vino. Dejamos reducir unos minutos. Añadimos el caldo. Dejamos reducir otra vez. Ponemos las ramitas de romero. Sal, pimienta y un pellizco generoso de canela. Dejamos cocer lentamente al menos tres cuartos de hora. Chup chup. No tenemos prisa. El romero y las especias deben tener tiempo de hacer bien su trabajo.
Mientras, pelamos las patatas, las cortamos en cuartos y las ponemos a cocer en una vaporera o las hervimos unos 20 minutos. Cuando estén bien tiernas las escurrimos, les añadimos 150-200 gr de mantequilla, sal, pimienta y nuez moscada al gusto.
Las trituramos y las emulsionamos con un tenedor, sin buscar una textura muy fina. Éste es un plato campero, y esa piel rugosa de la patata horneada es una de sus marcas.
Colocamos la carne guisada en una capa lisa sobre una fuente que pueda ir al horno.
Por encima colocamos el puré de patatas en una capa gruesa, a cucharadas, haciendo ese característico dibujo de olas de los platos ingleses rústicos.
Y al horno, en posición grill, hasta que se dore de esa manera irresistible que da ganas de comérselo sin esperar a que se enfríe lo justo…
Ala, cerrar bien las ventanas, bajad las persianas, echad las cortinas, dejad el horno abierto para que el aire caliente circule por la casa y serviros un buen plato de este pastel contundente y delicioso.
Dejad abiertas las cortinas de las ventanas del comedor para ver la luna, que sale de su fase plena para entrar en su cuarto menguante, rodeada de nubes azules, dorada y un poco irreal…
Oled ese plato que os acabáis de poner delante en la mesa. Dios bendito, vaya pedazo de pecado…
Dejad que las columnas de vapor os humedezcan la piel de la cara. Hmmmm. Y todo lo hemos hecho nosotros solos… Felicidad…
Feliz final del invierno.
Feliz semana a todos.