galletas de avena y arándanos
Entre las galletas que he elegido para los desayunos de este año también hay algunas que destacan por ser saludables, como éstas. Copos de avena y de quinoa, lino y chía, sin mantequilla, sin azúcar salvo la que contienen los arándanos, ligadas con aceite de coco, el mucílago de las semillas, pulpa de calabaza (otoño!) y un poco de huevo. Son bocaditos concentrados de energía lista para ser liberada despacio.
- ¼ cup de aceite de coco
- ¼ cup de miel
- 1 cup de copos de avena
- 1 cup de copos de quinoa
- 1 cup de arándanos secos
- 1/2 cup de corteza de naranja confitada
- 1/2 cup de semillas de calabaza
- 2 cucharadas (tbsp) de semillas de lino a remojo en 5 cucharadas de agua
- 2 cucharadas (tbsp) de quinoa a remojo en 8 cucharadas de agua
- 1 cucharadita de nuez moscada
- 2 cucharaditas de canela
- un pellizco de sal
- ½ cup de pulpa de calabaza asada
- 1 huevo grande batido
- chocolate derretido para decorar (opcional)
Asar la calabaza. Yo he gastado calabaza redonda (cucurbita maxima).
Mientras se asa y se enfría un poco, colocar en un bol los copos de avena y de quinoa, las especias y la sal, la naranja confitada cortada a trozos diminutos y las bayas de arándanos deshidratadas, la miel y el aceite de coco líquido. (Si a temperatura ambiente está sólido, disolverlo al calor).
Cuando la quinoa y el lino hayan absorbido el agua y se haya formado el mucílago que los envuelve en una gelatina al remojarlos, los añadimos a la masa con la miel y el aceite, la pulpa de calabaza y el huevo.
Mezclamos con delicadeza hasta que los ingredientes se integren en la mezcla de manera homogénea.
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Con la cup de 1/4, o con una cuchara, vamos cogiendo montoncitos de masa y depositándolos sobre una bandeja forrada con papel de hornear. La cup de 1/4 te permite hacer galletas de forma redonda casi perfectas y si la llenas del todo quedan un poco altas, como si fueran scones. Quedan preciosas y es agradable comerlas algo gruesas, ya que la textura es blandita y un poco como de chicle, y da gusta morder la pilita de granos y semillas que se sostienen juntos como por arte de magia.
Con el horno caliente a 175º (si hemos asado la calabaza antes procuramos aprovechar el horno ya caliente), las horneamos 15-20 minutos, hasta que comiencen a dorarse y el aroma se perciba en la habitación.
Las enfriamos sobre una rejilla y las decoramos con hilos de chocolate caliente. Yo he gastado un chocolate sin leche 72% de cacao y sin azúcar. Luego se almacenan en un recipiente hermético o que las mantenga en una atmósfera protegida (yo las guardo en uno de esos evocadores tarros de cristal para galletas).
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Están buenísimas solas y también mojadas en el café con leche.
Aportan grasa y proteína saludables para que el cerebro comience a funcionar de nuevo, y también hidratos para que el metabolismo vaya cargando gasolina.
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Un cofrecito de energía limpia y eficaz para comenzar la mañana radiantes.
Esta receta es una adaptación de las Pumpkin Breakfast Cookies del blog Leelalicious.