crema de naranjas y sol
crema de naranjas y sol
{para cuatro personas}
- 8 zanahorias
- el zumo de una naranja y de dos naranjas sanguinas, o el de dos naranjas
- un poco de jengibre fresco rallado, entre un pellizco y dos cucharadas soperas
- caldo vegetal, un litro y medio o más
- 2 cebollas
- 3 dientes de ajo
- una taza de anacardos (si es posible crudos)
Poner los anacardos en remojo, como mínimo media hora.
Picar la cebolla y sofreírla con los dientes de ajo picados hasta que quede transparente. Añadir las zanahorias, sofreírlas.
Añadir el zumo de naranja, el caldo vegetal (de litro y cuarto a litro y medio) y el jengibre.
Con el jengibre pasa como con el picante: tiene una forma muy poco discreta de hacerse presente en los platos. Así que hay que pensarlo bien antes de decidir la cantidad según quién somos a comer. Ese perfume inconfundible que tiene hay quien lo adora y hay a quien no le gusta nada (mi hija sin ir más lejos dice que sabe a Nenuco).
Si sois unos apasionados del jengibre fresco, podéis acercaros a las dos cucharadas soperas. Su aroma envolverá la crema, y le aportará esa llamada refrescante y energética que le caracteriza.
Si no os gusta, prescindir totalmente de él, y si os gusta sólo como una nota desvaída de las que va y viene, con un pellizco será suficiente.
Dejar cocer a fuego lento una media hora, hasta que la verdura esté muy tierna.
Dejarla enfriar diez minutos.
Pasar los anacardos por la trituradora con un par de cucharadas de su agua de remojo.
Añadir la pasta de anacardos a la olla. Es el momento de pasarlo todo por la batidora, hasta obtener una textura fina, cremosa y homogénea. Ajustamos la densidad con más caldo a nuestro gusto, y el punto de sazón con sal y pimienta.
Adornamos con unas ralladuras de cáscara de naranja y de zanahoria, y una hojita de perejil.
La mejor crema para un día sin sol o sin piel de foca.
Después de esta dosis de vitaminas, ¡qué mujer no vuelve a relucir como si se hubiera tragado una bombilla!
Feliz semana a todos!
*la historia original de la piel de foca perdida la podéis leer en: Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés.
*Podéis leer la receta original aquí.