pan de jengibre y fruta
{para un molde rectangular de 28 x 12 cm}
- 1 ¼ tazas* de harina de espelta integral
- 1 cucharadita de bicarbonato
- un pellizco de sal
- ⅕ taza de azúcar moreno integral
- 1 cucharadita de canela
- 1 cucharadita de clavo molido
- 1 cucharada de jengibre fresco rallado
- ¾ taza de sirope de arce o de ágave
- ¼ taza de dátiles (tipo medjoul), cortados a trocitos pequeños y con una hora de remojo
- 2 cucharadas de pasas, partidas si son grandes y con media hora de remojo
- 2 puñados de almendras fileteadas o dos cucharadas de semillas de amapola para decorar
1 cucharadita de extracto o pasta de vainilla - 1 cucharada de zumo de limón
- ⅕ tazas de aceite de oliva
- 1 taza de leche vegetal (almendras, soja)
- un puñado de frambuesas, arándanos o ambos, picados
Engrasar el molde con mantequilla.
Combinar en un cuenco todos los ingredientes secos y en otro todos los ingredientes húmedos, y después mezclar ambos hasta que la harina esté completamente mojada e incorporada, con suavidad, sin insistir mucho. Mejor con una espátula y delicados movimientos envolventes.
Añadir las frutas secas
y las frescas
Verter en el molde (yo he gastado un molde rectangular de 28 x 12 cm).
Introducir en el horno ya caliente y cocer durante 40-50 minutos.
Dejarlo enfriar.
Cortarlo en rebanadas o en cuadraditos.
Perfecto para degustar en pequeñas porciones: con cada bocado el perfume del jengibre se apodera del cuerpo, como las volutas de humo de las chimeneas se adueñan del clima de un pueblo en el invierno.
Un bizcocho profundamente aromático, opulento, que hace pensar en campos nevados, en cuentos rusos, en ron caliente con especias oscuras, en hogares de piedra con leña ardiendo.
Mullido y tan tierno que casi se deshace (más cuanto más fruta hayáis empleado).
Realza y matiza sus encantos acompañado de crema batida, helado, nata montada, frambuesas, fresas, chocolate o café con leche.
Levanta el ánimo a los muertos.
A los casi-muertos, vaya, que milagros propiamente aún no hacemos. :)
Esta receta procede del blog Nourish Atelier, un nombre que encanta. Sus imágenes tienen un aspecto realmente nutricio, también en el sentido más espiritual de la palabra, y eso también me gusta.
*las cantidades en tazas y cucharaditas remiten al sistema americano de medida en cups, teaspoons y tablespoons. Ahora se pueden encontrar en cualquier sitio, desde las baratísimas de Ikea, hasta las tradicionales de acero inoxidable que encontraréis en ferreterías, pasando por cosas tan bonitas como ésta, ésta, ésta o ésta.