lemon curd
· lemon curd · crema de limón ·
- 220 gr de azúcar
- 3 huevos y 1 yema
- 200 ml de zumo de limón
- 100 gr de mantequilla
- ralladura de limón
· procedimiento tradicional, cocida al fuego_
Rallar la corteza de 4 limones medianos. Exprimir el zumo hasta disponer de 200 ml de zumo colado, quizá se necesiten más o menos de 4 limones según su tamaño y su calidad.
Batir los huevos con el azúcar.
Unirles el zumo de limón y la corteza rallada.
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Calentar a fuego muy suave sin dejar de remover hasta que espese, y retirar inmediatamente del fuego (si disponéis de termómetro, la temperatura a la que cuaja la crema es de 72-75º).
Dejar enfriar un poco (hasta los 50º) y entonces añadir la mantequilla en cubitos.
Batir con un batidor de varillas manual o eléctrico.
Dejar reposar en la nevera al menos una hora, tapada con film pegado a la superficie de la crema, para que al enfriarse no forme una película.
· cocida en microondas_
En un cuenco apto para microondas, batir juntos los huevos, la yema y el azúcar.
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Añadir la mantequilla derrertida y atemperada, el zumo de limón colado y la corteza rallada de limón.
Colocar en el microondas a potencia máxima.
Programar tandas de un minuto, batiendo vigorosamente detrás de cada una de ellas para comprobar la textura real.
En un microondas de 800 w de potencia lleva de 4 a 6 minutos -en el mío 6 : )
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Si una vez fría la guardas en la nevera en un recipiente hermético, podrás usarla durante tres o cuatro días.
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Si la pasteurizas, envasándola en botes esterilizados que una vez cerrados cubrirás de agua, y después pondrás a hervir durante 20 minutos, se conservarán almacenados en un sitio fresco y seco durante un año.
En otoño e invierno es una delicia autocomplaciente sobre tortitas, crepes, scones y gofres.
En primavera y verano como relleno de tartas y de pastelitos de masa choux (lionesas), con helado, en paulovas de fruta y esparcido sobre rodajas de fruta fresca o la plancha, es un lujo sofisticado al alcance de cualquier mano.
Animaos a probarlo. El lemon curd, tan inglés, para mí es como el espíritu del verano concentrado en un tarro.
No es casual que sea tan inglés: el amor a la luz mediterránea y al verano que cultivan bajo el manto de humedad en el que viven los ha convertido en expertos en hechizos solares.
Y el efecto de esta crema sobre el ánimo como sortilegio raya la perfección.
Burbujas de verano chispeante con las que espolvorear la imaginación en febrero, el mes más duro y blanco del invierno, mientras por arte de otra magia los limoneros se engalanan de paradoja y nos seducen regalándonos una nueva cosecha de limones…
Feliz semana a todos!