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Escrito por el Sep 8, 2019 en desayunos de domingo | 0 comentarios| etiquetas: apurando el verano, contemplación, final del verano, placer, placer y felicidad, verano dorado

el verano placer

Verano. Largo verano que se acaba.

Días brillantes, la chispa del sol que enciende cada día de posibilidades.

Siestas largas, suave modorra autoinducida que podemos alargar sin inquietud.

Languidez sensual que prolonga las tardes en seda.

 

Hay algunos momentos que me hacen muy feliz en los días de verano.

Da igual cuántos días se repitan, no pierden su magia ni su capacidad de conmoverme.

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Temprano en las mañanas, cuando aún hay silencio y el día apenas se ha dorado aún.

O esa hora incandescente después del mediodía, cuando el tirante blanco de la luz cede y su tensión de espejo se suaviza. Cuando dejas de guiñar los ojos ante el relumbrón del sol que lo licúa todo, y los colores vuelven a vibrar como caramelos de cristal en la sombra que crece dentro del mediodía.

Y luego los atardeceres del último agosto: malvas, evanescentes, perfumados con el imperceptible aroma de algo que se desvanece.

 

Cuando va a comenzar la hora azul y los copos de luz de las farolas comienzan a flotar como luciérnagas sobre las calles grises, miro el azul cobalto y cada día siento, en el tono del azul, más violáceo, y en el olor de la noche, más recogido, cómo el otoño está acercándose.

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Cada día saboreo esos trocitos diminutos de vida, muy consciente de que son tesoros.

 

La sombra móvil del jardín contra las cortinas que se ondulan, el perfume a talco del jazmín, ascendiendo como humo blanco cuando el sol cae.

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La luz filtrándose en cascadas entre las lamas de la veneciana sobre la mesa de la cocina a las diez de la mañana.

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Las tardes a la sombra, el perfume de la rosas antiguas que se han abierto ese día gravitando sobre la franja de calor que cubre la terraza.

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La primera ventana encendida, la hilera de farolas prendiéndose a las nueve en punto como una tira de bombillas de jardín, la luna llena, en una aguada de color limón, apareciendo entre las nubes.

El perfume nostálgico del cielo en ese momento en que pasa de malva profundo a azul cobalto, ese matiz maduro que ahora se despliega como una flor y que no tenían los anocheceres mórbidos del rotundo azul pavo real que traía julio.

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Ha sido un verano muy duro donde yo vivo, con olas de calor terribles que predicen un horizonte de problemas severos para la vida tal como la conocíamos, para nuestras estaciones tal como las conocíamos.

Aunque desde que tengo recuerdos ésta ha sido tierra de un calor pegajoso y sofocante en los momentos álgidos del verano, este agosto la pelea con el calor ha sido tan desigual que apenas si apetecía cocinar.

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Aún así, alguna cosa bonita hemos hecho…

 

Pero lo más agradable, lo que sí que apetece pese al calor, es tomar posesión del día en esa hora temprana de la mañana que nos pertenece por completo, y sentarse a desayunar en un estado de gracia y lujo espiritual.

Algunos de esos días, darse el gusto de preparar un desayuno sencillo pero muy especial, hecho con mucho mimo, resplandeciente con el color maravilloso del verano. Pensarlo, ir al mercado a comprar todo eso que pondremos en nuestra mesa para nosotras mismas o para esos en quienes pensamos a diario. Un jarrito con flores frescas, frutas, zumos, yogur fresco, viveza, color centelleando, perfume. Vida jugosa y placer sensual.

Deberíamos empezar con un desayuno así todos los días, como manera de expresarnos a nosotros mismos hasta qué punto comenzar un día nuevo es una fiesta.

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Pero ya que no lo hacemos cada día (aunque creo que es una buena idea buscar pequeños rituales festivos de celebración, gozo, arrumaco y autoindulgencia para cada uno de nuestros días ordinarios), qué mejor que salpicar los días festivos del verano de ese pequeño, delicioso lujo.

Como aún hay tiempo de contagiarse y practicar ese pequeño mimo, aquí detrás os contaré algunos de los que a mí me apetecieron este agosto…

Llega septiembre, terminan los días mórbidos y el verano de holganza… Así que si aún no te has reservado un día para desayunar rodeada de lujos sencillos, apresúrate…

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Feliz vuelta al cole, muy feliz semana para todos.

 

 

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