ositos de diente de león
Es pleno verano y una de las cosas que más nos gustaba hacer en nuestros veranos de infancia y adolescencia en la playa era comer chuches.
Lamentablemente, ahora las chuches están bien lejos de mis placeres autocomplacientes porque si hiciera lo que hacía entonces, no me llegaría el sueldo ni de lejos para pagar las facturas de mi dentista. Perooooo eso no quita para que me siga apeteciendo comer ositos, gominolas y regaliz rojo a cascoporro en la media tarde de verano, a la hora de la peli.
Además, ya sabéis de mi loco amor por la gelatina, que siempre me hace sentir efusivos fogonazos de verano, olas de brillante color líquido, sol y fantasía. (Si ahí al otro lado hay alguna otra loquita como yo, le recomiendo que eche un vistazo a esta fascinante cuenta de Instagram).
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Como algunas tenéis niños, y pienso que también algunas perteneceréis sin duda a esa tribu a la que le hace feliz regalar a sus amigas cosas del color del sol, aquí os dejo esta preciosa y romántica receta del verano campestre.
Aún quedan dientes de león a montones salpicando los campos de chispas amarillas.
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Después de un paseo por el campo, es fácil recoger una par de tazas de corolas de diente de león de sus diferentes especies, más grandes y más pequeñas, para confeccionar después estos encantadores ositos de gelatina dulce con color del sol recién amanecido.
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- 9 hojas de gelatina neutra o gelatina neutra en polvo para 250 gr de agua
- una taza de pétalos de corola de diente de león, sin las partes verdes
- dos cucharadas de miel o jarabe de ágave (mejor una miel de sabor suave, como la de acacia)
- un molde de silicona para gominolas con forma de ositos o con la forma que más os guste
Preparar un té sumergiendo los pétalos en 250 gr de agua hirviendo.
Dejarlo reposar hasta que se entibie, o prepararlo de un día para otro. Colar el líquido y volver a calentarlo.
Añadir la miel y disolverla bien.
Poner las hojas de gelatina a remojo en agua fría durante 5 minutos, sumergiéndolas de una en una.
Escurrir la gelatina en la mano con suavidad para eliminar el exceso de agua, y añadirla removiendo para asegurar una completa disolución.
Dejar que el té se entibie.
Si tenéis un cuentagotas grande, resulta perfecto para disponer el líquido dentro del molde. A menudo los moldes de gominolas lo incluyen como accesorio.
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Si estáis con la vena artista, podéis dividir el té en tacitas, añadir unas gotas de distintos colorantes a cada tacita y hacer ositos multicolores.
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Podéis hacer esta receta con naranjada o limonada, con una infusión de manzanilla o menta, con lo que se os ocurra!
Ahora solo queda dejarlas enfriar y cuajar a temperatura ambiente o dentro de la nevera.
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El molde de silicona os asegurará que las gominolas se puedan desmoldar limpiamente y con facilidad.
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Hora de echar un silbidito a la tropa veraniega de peques descalzos que acudirán zarrapateando como cabritas locas… : ) : )
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Aunque ya no seamos niñas, aún conservamos nuestro campanilleo de cabritas locas, así que uno o dos también nos podremos zampar, no os parece?
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· SED FELICES ·